REFLEXIONES SOBRE LA VERDAD.
La definición de verdad es la
adecuación del entendimiento con la cosa conocida. Para llegar a la verdad es
imprescindible que el entendimiento se ponga en contacto con la realidad, con
la cosa, con el hecho, para así poder llegar a conocerla. Cuando una verdad no
es de fe hay que abandonar cuanto antes la creencia ciega en quienes nos la
trasmiten para comprobarla directamente. Lo anterior parece una perogrullada,
pero hay quienes, con sus palabras y actos, afirman que sólo se puede adecuar
el entendimiento con la cosa a través de lo que ellos dicen que es esa cosa y
no permiten que nadie lo pueda comprobar directamente. La realidad es muy cruel
a veces porque "es lo que es"
y no se la puede cambiar; por lo tanto, la verdad de cualquier realidad, una
vez manifestada, es también la identificación con ella.
La verdad, para manifestarse, pide
a gritos que el hombre contemple las cosas sin intermediarios. El gran enemigo
de la verdad es que la persona no mire directamente a las cosas, puesto que así
nunca podrá descubrirla.
La verdad no necesita padrinos.
Puede tenerlos -y de hecho los tiene- pero no los necesita, porque la verdad se
impone por su propio poder, el que tiene en sí misma, el que le ha transferido
la realidad. La verdad es tan poderosa que una vez manifestada no hay fuerza
humana que la anule.
Como se desprende de la definición
de verdad, al ser su opuesta, la falsedad se define como la falta de verdad o
autenticidad. Es la inadecuación del entendimiento con la realidad de las
cosas.
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